27 AGO | 08:17

El fenómeno Javier Milei y la disyuntiva de Patricia Bullrich y Sergio Massa

Abrazar o atacar al candidato libertario. La candidata de JxC oscila entre ambas posiciones mientras analizan focus groups, y el ministro de Economía resaltó la figura del postulante de LLA. Por Federico Mayol
Mauricio Macri vuelve este domingo al país y hay inquietud interna por su rol en la campaña y el vínculo con el economista
 
 
Mientras espera para estos días el resultado de la batería de investigaciones cualitativas encargadas para intentar saber cómo piensan en profundidad los votantes de Javier Milei, Patricia Bullrich denunció en las últimas horas un “acuerdo político” entre el candidato libertario y Sergio Massa, y aseguró que “más que una polarización”, lo de ambos contrincantes “parece un abrazo”.
 
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Como el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, la ex ministra de Seguridad está desorientada. En su equipo de campaña, aún shockeados por el batacazo electoral del candidato de La Libertad Avanza y la magra cosecha de votos opositora, se plantea una disyuntiva, la misma que en el campamento oficialista: el dilema de atacar o abrazar al economista frente a un fenómeno social y político que cambió de raíz la matriz de la campaña y obligó a los estrategas del gobierno y la oposición a barajar y dar de nuevo.
 
Según un estudio de la consultora Synopsis, dirigida por el politólogo Lucas Romero, tras las PASO, la sociedad volvió a estar optimista después de más de tres años. “En agosto registramos el nivel de pesimismo sobre el futuro del país más bajo desde principios de 2020. Las expectativas se alinearon con el proceso electoral y la expectativa de cambio de gobierno provocó este desplome del sentimiento pesimista, tanto en las expectativas por el futuro del país como en el futuro personal de los encuestados”, concluyó el estudio terminado el 23 de agosto, diez días después del abrumador triunfo de Milei.
 
Ningún dirigente político pronosticó la contundencia de esa victoria electoral, mucho menos Bullrich, forzada ahora a recalibrar su estrategia de campaña.
 
Javier Milei junto a su hermana Karina y a su compañera de fórmula Victoria Villarruel (AP Foto/Natacha Pisarenko)
 
El jueves, frente a decenas de dirigentes, funcionarios, gobernadores vigentes y electos, y parte de la plana mayor de JxC, la candidata exhibió la dualidad que la atraviesa frente al fenómeno libertario. “Lo importante es que todos hablemos el mismo idioma, no hay quien pueda cambiar la matriz kirchnerista que no sea Juntos por el Cambio”, dijo primero, según reconstruyó este medio. Y siguió: “Ojo con pensar que hay que discutir con otro candidato, con la gente hay que hablar de lo que le hizo el kirchnerismo, con los medios y la opinión pública sí hay que hablar de los dos candidatos”.
 
Casi al final, en una arenga caliente orientada a despabilar a la tropa, Bullrich concluyó, según testigos presenciales: “Nosotros no le regalemos el poder a nadie para que esté dos meses y que regrese el peronismo, no seamos boludos”. A la noche, en televisión, la candidata desconoció esa frase.
 
La semana pasada, parte de su equipo y de los estrategas de la plana mayor del PRO todavía seguían abocados al análisis de los focus groups con los que Derek Hampton, el principal consultor político de la ex ministra, apunta a entender la cabeza de los fanáticos libertarios, hartos de la política y la “casta”, que en el 2019 pueden haberse inclinado por Alberto Fernández o por Mauricio Macri y que en estas elecciones primarias adhirieron a un candidato disruptivo y antisistema que capitalizó como nadie la bronca y el malhumor de una sociedad frustrada. “Una sociedad que no puede más”, plantea Guillermo Oliveto, reconocido especialista en consumo y analista del humor social.
 
Bullrich espera esos resultados a sabiendas de que Massa y Milei se eligieron como rivales para correrla de la contienda, y que su campaña general tiene que ser lo suficientemente inteligente para captar indecisos y votantes que se ausentaron en las PASO, tratar de contener a la mayor cantidad de electores de Horacio Rodríguez Larreta e intentar reconquistar a parte de este nuevo fenómeno libertario.
 
“Tenemos que abrazar a esos votantes”, explicaron a Infobae colaboradores de Macri inmiscuidos en la campaña. Como publicó este medio el viernes, el macrismo estudia a ese electorado también a través del asesoramiento de expertos brasileños que examinaron bien de cerca a los seguidores de Jair Bolsonaro en ese país.
 
El presidente de la Fundación FIFA tenía previsto regresar al país este domingo después de haber participado con amigos, en Marruecos, del mundial de bridge, y de coquetear, antes de viajar, con el candidato de LLA, una vinculación que prendió luces de alerta en el bullrichismo.
 
Macri conoce a Milei hace años. Según su entorno, el economista y su hermana Karina siempre fantasearon con estar cerca del ex presidente, desde su presidencia en Boca Juniors. El primer acercamiento lo hizo Alberto Banegas Lynch padre, de buena sintonía con el ex mandatario. Después de esa presentación, Macri y el candidato presidencial tuvieron charlas frecuentes que en estos últimos tiempos inquietaron, y mucho, al resto de la cúpula del PRO: la sospecha de un acuerdo privado entre ambos frente a la posibilidad de que el libertario llegue a la Presidencia circula en los corrillos de la oposición.
 
Es una de las tantas inquietudes que desde el entorno de Macri buscarán desacreditar cuando el ex presidente aterrice de nuevo en las próximas horas en Buenos Aires. “Va a tener apariciones quirúrgicas en la campaña, y va a jugar para que gane Patricia”, enfatizaron. Rodríguez Larreta remarcó el jueves, con igual énfasis en la reunión del Council of the Americas, que dejará “todo para que Patricia Bullrich sea presidente”. Pero un grupo de dirigentes del larretismo empezaron por debajo a activar nuevamente conversaciones con el massismo desde la derrota de las PASO. Charlas que involucran, además, a Emilio Monzó y sus satélites, y a colaboradores de Diego Santilli, que todavía no digiere la derrota en la interna provincial, que endilga exclusivamente a la estrategia trazada por el jefe de Gobierno porteño y su mesa chica.
 
Sergio Massa en Córdoba (X @SergioMassa)
Para Massa, el dilema en torno al candidato de La Libertad Avanza también es un issue de discusión de la campaña, pero los movimientos de Unión por la Patria de los últimos días parecieran confirmar la decisión del oficialismo de confrontar casi amistosamente con el economista, después de comprobar los malos resultados de la “campaña del miedo”.
 
Gabriela Cerruti, la portavoz presidencial, quedó en ese sentido sola y a destiempo cuando acusó a Milei y a sus seguidores de fogonear e impulsar los robos en cadena en algunos distritos del Gran Buenos Aires y del interior de los últimos días. Su acusación sin fundamentos no solo le valió una denuncia penal y una imputación del fiscal Guillermo Marijuan por omisión de denuncia e incitación a la violencia, si no el rechazo de sus colegas, como Agustín Rossi o Sergio Berni. “Estoy totalmente convencido que Milei con esto no tiene nada que ver. Cuando uno analiza su personalidad, creo que es de las personas que no hace nada de lo que no le gusta que le hagan”, dijo el secretario de Seguridad bonaerense. “Es una persona con la que me tomaría unos vinos”, había deslizado el año pasado.
 
Fue el propio Massa el que después, desde Washington, resaltó la figura del candidato: subrayó que fue “colaborativo” en las negociaciones del gobierno con el Fondo Monetario, y que desde la oposición de Juntos por el Cambio no había notado la misma cooperación.
 
El ministro de Economía esperaba otro resultado en las PASO. Su estratega, el catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, había ventilado en la previa un escenario mucho más auspicioso y había promocionado el “momento Massa” como un campo fértil para promover la figura del capitán de un barco lo suficientemente hábil para navegar en una crisis económica como la actual y llegar a buen puerto. El tercer puesto en las primarias dejó a la coalición oficialista con una chance más de llegar al balotaje solo por la escuálida performance de Juntos por el Cambio.
 
El vínculo entre usinas libertarias y massistas despertó en todos estos meses un sinfín de especulaciones que Bullrich calificó como “abrazo” y que, a la luz de las declaraciones de estas últimas 96 horas le dieron sustento a esas sospechas. En ese contexto, en el búnker oficialista de la calle Bartolomé Mitre, a la vuelta de la Casa Rosada, plagado de funcionarios, colaboradores, operadores y dirigentes del Frente Renovador y del peronismo camporista, todavía ultiman la hoja de ruta de una campaña crucial con la que aspiran a arañar el balotaje.
 
De no llegar a ese resultado, la mayoría de la dirigencia del peronismo, en especial del universo massista, ya tiene decidido el voto en noviembre.
 
infobae.com

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