25 DIC | 09:22

Francisco en su discurso de Navidad

Navidad: el Papa Francisco deploró las “matanzas de inocentes en el mundo” y reclamó una solución a la cuestión palestina. Además de un fuerte llamado a la paz, el Pontífice denunció la venta de armas...
...“La gente, que no quiere armas sino pan, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos”
 
Elisabetta Piqué-CORRESPONSAL EN ITALIA
 
 
 
ROMA.- El papa Francisco condenó este lunes el “execrable” ataque del 7 de octubre pasado cometido por el grupo terrorista Hamas en el sur de Israel, pidió la liberación de los más de 130 rehenes aún sus manos, suplicó que cesen las operaciones militares en Gaza y llamó a que se encuentre una “solución” a la cuestión palestina. En su tradicional mensaje navideño, en el que hizo un enérgico llamado a la paz en todo el mundo, el Sumo Pontífice además deploró las “matanzas de inocentes” y recordó que “para decir ‘no’ a la guerra es necesario decir ‘no’ a las armas”. Así volvió a mostrar su enorme preocupación por el conflicto en curso entre Israel y Hamas, que desde el 7 de octubre –día del feroz ataque terrorista que mató a 1200 israelíes- se cobró más de 20.000 muertos en la franja de Gaza, entre los cuales hay más de 8000 niños.
 
De hecho, pidió paz para Israel y Palestina, “donde la guerra sacude la vida de esas poblaciones”, y aseguró que abrazaba a ambas y en particular a las comunidades cristianas de Gaza y de toda Tierra Santa. “Llevo en el corazón el dolor por las víctimas del execrable ataque del pasado 7 de octubre y renuevo un llamamiento apremiante para la liberación de quienes aún están retenidos como rehenes”, siguió Francisco desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, desde donde impartió la bendición “urbi et orbi” a la ciudad y al mundo, ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro en una jornada gris y fría.
 
“Suplico que cesen las operaciones militares, con sus dramáticas consecuencias de víctimas civiles inocentes, y que se remedie la desesperada situación humanitaria permitiendo la llegada de ayuda”, agregó al reclamar también “que no se siga alimentando la violencia y el odio, sino que se encuentre una solución a la cuestión palestina, por medio de un diálogo sincero y perseverante entre las partes, sostenido por una fuerte voluntad política y el apoyo de la comunidad internacional”. “¡Recemos por la paz en Palestina e Israel!”, insistió saliéndose del texto preparado.
 
El papa Francisco
 
TIZIANA FABI - AFP
Ya anoche en la misa de Nochebuena en la Basílica de San Pedro, el Papa había dejado en claro su preocupación por Tierra Santa. “Nuestro corazón esta noche está en Belén, donde el Príncipe de la Paz sigue siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra, con el rugir de las armas que también hoy le impiden encontrar una posada en el mundo”, lamentó en su sermón.
 
En su mensaje “urbi et orbi”, emitido al mediodía local y en el cual al principio auguró “¡Feliz Navidad!” y explicó el sentido del nacimiento un Niño frágil que es el Salvador, que consuela, que renueva la esperanza y da la paz, como siempre el Papa hizo un repaso de la situación geopolítica del mundo. Después de hablar, en primer lugar, del conflicto palestino-israelí, mencionó a la población de la “martirizada” Siria, de Yemen y al pueblo libanés.
 
“Con los ojos fijos en el Niño Jesús imploro la paz para Ucrania. Renovemos nuestra cercanía espiritual y humana a su martirizado pueblo, para que a través del sostén de cada uno de nosotros sienta el amor de Dios en lo concreto”, agregó al pedir, por otro lado, que llegue el día de la paz definitiva entre Armenia y Azerbaiyán. “Que la favorezcan la prosecución de las iniciativas humanitarias, el regreso de los desplazados a sus hogares de manera legal y segura, y el respeto mutuo de las tradiciones religiosas y de los lugares de culto de cada comunidad”, precisó.
 
Mencionó luego las tensiones y los conflictos que perturban las regiones del Sahel, el Cuerno de África y Sudán, como también a Camerún, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur; y auspició “vínculos fraternos” en la península coreana.
 
En su radiografía de las cuestiones más preocupantes del mundo, el Papa le dedicó también palabras a su continente: “El Hijo de Dios, que se hizo un Niño humilde, inspire a las autoridades políticas y a todas las personas de buena voluntad del continente americano, para hallar soluciones idóneas que lleven a superar las disensiones sociales y políticas, a luchar contra las formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, a resolver las desigualdades y a afrontar el doloroso fenómeno de las migraciones”, pidió.
 
“Desde el pesebre, el Niño nos pide que seamos voz de los que no tienen voz: voz de los inocentes, muertos por falta de agua y de pan; voz de los que no logran encontrar trabajo o lo han perdido; voz de los que se ven obligados a huir de la propia patria en busca de un futuro mejor, arriesgando la vida en viajes extenuantes y a merced de traficantes sin escrúpulos”, agregó.
 
Antes, deploró “las matanzas de inocentes en el mundo”: en el vientre materno, en las rutas de los desesperados que buscan esperanza, en las vidas de tantos niños cuya infancia está devastada por la guerra. “Son los pequeños Jesús de hoy”, denunció. Y destacó que justamente por eso, “decir ‘sí’ al Príncipe de la paz significa decir ‘no’ a la guerra, a toda guerra, a la misma lógica de la guerra, un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas”. “Pero para decir ‘no’ a la guerra es necesario decir ‘no’ a las armas. Porque si el hombre, cuyo corazón es inestable y está herido, encuentra instrumentos de muerte entre sus manos, antes o después los usará”, siguió para volver a hacer una de las más fuertes denuncias del comercio, producción y venta de armas en el mundo de su pontificado.
 
“¿Y cómo se puede hablar de paz si la producción, la venta y el comercio de armas aumentan? Hoy, como en el tiempo de Herodes, las intrigas del mal, que se oponen a la luz divina, se mueven a la sombra de la hipocresía y del ocultamiento. ¡Cuántas masacres debidas a las armas ocurren en un silencio ensordecedor, a escondidas de todos!”, denunció. “La gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos. ¡Y, sin embargo, deberían saberlo!”, añadió al reclamar que “se hable sobre esto, que se escriba sobre esto, para que se conozcan los intereses y los beneficios que mueven los hilos de las guerras”.
 
Tras ello Francisco recordó que Isaías, que profetizaba al Príncipe de la paz, escribió acerca de un día en el que “no levantará la espada una nación contra otra”; de un día en el que los hombres “no se adiestrarán más para la guerra”, sino que “con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas”. Y pidió: “Con la ayuda de Dios, pongámonos manos a la obra para que ese día llegue”.
 
Ante miles de personas presentes en la Plaza San Pedro, donde también se veían muchas banderas de Palestina y de Ucrania, Francisco finalmente recordó que se acerca el Jubileo de 2025 y auspició que “este periodo de preparación sea ocasión para convertir el corazón y para decir ‘no’ a la guerra y ‘sí' a la paz”.
 
Por Elisabetta Piqué
 
lanación.com.ar

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