15 SEP | 18:33

Qué es el síndrome del impostor

Por qué afecta incluso a las personas exitosas. La neuropsicóloga Lucía Crivelli explicó en Infobae en Vivo que hasta el 70% de la población experimentó en algún momento de su vida la dificultad de reconocer los logros propios
Dra Lucía Crivelli - El sindrome del impostaro
 
 
El fenómeno psicológico conocido como síndrome del impostor afecta, en algún grado, a millones de personas en distintos momentos de su vida, de acuerdo con las afirmaciones de la doctora en Psicología y jefa de Neuropsicología del Fleni, Lucía Crivelli (MN 33.849), quien abordó la problemática en en Infobae en Vivo.
 
 
“Hasta el 70 por ciento de las personas en algún momento de la vida han experimentado el síndrome del impostor, que no es una enfermedad, ni una condición en sí, sino una sensación persistente de creer que los logros son producto de la suerte y no del propio esfuerzo. Se trata de un temor difícil de erradicar: ‘En cualquier momento me van a descubrir’”, explicó la especialista.
 
 
Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que cuenta con la conducción de Gonzalo Sánchez, Maru Duffard, Ramón Indart y Cecilia Boufflet. Crivelli profundizó sobre los factores que intervienen en la autopercepción y en la falta de reconocimiento de las propias habilidades, enumerando las consecuencias psicológicas del fenómeno: “El temor a ser descubierto puede derivar en perfeccionismo, autoexigencia, disfunciones emocionales y, en los casos crónicos, hasta burnout”, aseguró.
 
 
La especialista y jefa de Neuropsicología del Fleni desmitificó la creencia de que el síndrome del impostor sea una patología: “El término ‘síndrome’ asusta, pero no es una enfermedad. Es una sensación, muy común, de que los logros no se consiguieron por mérito propio”, sostuvo Crivelli, y remarcó: “En el fondo, subestimar el mérito individual impacta en la autoestima y mina la productividad”.
 
 
La doctora Crivelli explicó que el síndrome del impostor se caracteriza por la creencia de que los logros personales son fruto de la suerte y no del esfuerzo propio
 
En diálogo con Infobae en Vivo, en el programa de la mañana, detalló cómo estas creencias pueden anular la satisfacción incluso en situaciones objetivamente exitosas, reflejando la discrepancia entre el reconocimiento externo y la percepción interna.
 
 
Crivelli explicó que el síndrome, lejos de ser una debilidad, puede tener un costado “adaptativo”, ya que “permite ver el panorama completo, reconocer lo que todavía falta aprender y estimula la superación personal”.
 
Sin embargo, advirtió: “El problema surge cuando el sesgo negativo domina y se vuelve recurrente. Si cada logro es atribuido a causas externas, el riesgo es que la persona nunca se sienta a la altura de las circunstancias, generando un círculo vicioso de inseguridad y sobreexigencia”.
 
En este sentido, la doctora citó experimentos que ilustran el fenómeno y lo distinguen de otros sesgos psicológicos. “Hay un famoso estudio de los años 80, realizado por Dunning y Kruger, con universitarios: luego de medir el coeficiente intelectual, se les preguntó cómo creían que habían rendido. Los más capaces tendieron a infravalorarse, mientras que aquellos con peor desempeño creían haberlo hecho mejor de lo real. Es lo que se conoce como el ‘efecto Dunning-Kruger’: los más inteligentes suelen creer que todos los demás son igual de competentes, mientras que quienes menos saben, sobrevaloran sus propios conocimientos”, explicó Crivelli.
 
En línea con la evidencia, subrayó: “El síndrome del impostor se alimenta de la autoexigencia y la dificultad para valorar el propio recorrido”. Crivelli diferenció el síndrome del impostor de otras personalidades problemáticas, y señaló: “Hay una relación inversa entre el síndrome del impostor y los rasgos de la ‘tríada oscura’, que corresponde al narcisismo, el maquiavelismo y la psicopatía subclínica”. Según describió, estos perfiles tienden a creerse autores exclusivos de su éxito y raramente reconocen errores propios.
 
 
El efecto Dunning-Kruger explica cómo los más capaces tienden a infravalorarse y los menos competentes a sobrevalorarse (Imagen Ilustrativa Infobae)
Las personas con la ´tríada oscura´ rara vez tienen síndrome del impostor, porque su foco está centrado en sí mismos, con baja empatía y menor registro de la otredad, detalló la experta.
 
Crivelli describió cada uno de los componentes de la tríada oscura: “El narcisismo implica creerse el centro de todo, con extrema baja empatía. El maquiavelismo se basa en utilizar a otros como medios para fines propios, sin importar las consecuencias. Y la psicopatía subclínica, o psicopatología subclínica, define a quien no siente culpa ni remordimiento al causar daño a los demás”.
 
Al ser consultada sobre los efectos negativos del síndrome del impostor, la jefa de Neuropsicología del Fleni sostuvo: “Cuando la sensación persiste, se vuelve fuente de sufrimiento, estrés, baja autoestima e incluso, perfeccionismo patológico. La persona siente que nunca está a la altura y termina agotada, con riesgo de burn out”.
 
Sin embargo, enfatizó que para “desarticular” el síndrome, es fundamental resignificar el error y rescatar el valor del aprendizaje. “Uno de los pasos consiste en cuestionarse: ¿Realmente fue suerte, o hubo un proceso de esfuerzo y preparación detrás? Además, hay que dejar de considerar el error como algo negativo per se. Equivocarse es el único camino a nuevas experiencias y al crecimiento real”.
 
 
Resignificar el error y reconocer el propio esfuerzo son claves para combatir el síndrome del impostor y fortalecer la autopercepción (Imagen Ilustrativa Infobae)
 
En otro tramo del diálogo en Infobae en Vivo, Crivelli abordó la importancia de distinguir la autocrítica saludable del auto-boicot: “El espíritu crítico es clave, pero siempre debe acompañarse de reconocimiento genuino al mérito propio. Las personas exitosas que son conscientes de sus áreas de mejora desarrollan una autopercepción realista y, por ende, más sólida y flexible”, aseguró. Además, agregó: “No reconocer el esfuerzo lleva a una autoexigencia tóxica. Es común quitarse mérito pensando que las cosas ‘salieron fácil’, cuando en realidad hay muchísima preparación y dedicación detrás”.
 
Consultada sobre posibles estrategias para combatir el síndrome, Crivelli fue contundente: “Cuestionar la narrativa interna que nos dice que no hicimos lo suficiente, registrar el propio esfuerzo y resignificar el rol del error como parte del proceso son herramientas útiles. Nadie aprende sin equivocarse. Además, es fundamental aceptar los halagos y reconocimientos como justificados, no como un error del entorno”, destacó.
 
La charla también desmitificó la relación entre éxito y ausencia de autocrítica. “Es un error pensar que la gente exitosa nunca duda o que no se equivoca. La autocrítica es parte del proceso de crecimiento, pero debe aplicarse sin caer en la auto-sabotaje. Si la persona cree que va a fracasar ante cualquier desafío a pesar de la evidencia de éxito, lo que debemos trabajar es la autopercepción y el sentido del logro”, concluyó Crivelli.
 
La entrevista completa sobre el síndrome del impostor
 
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• De 9 a 12: Gonzalo Sánchez, Maru Duffard, Cecilia Boufflet y Ramón Indart
 
• De 18 a 21: Jesica Bossi, Virginia Porcella, Federico Mayol y Diego Iglesias
 
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